lunes, 15 de abril de 2013

Carta a un amor perdido

Ojos verdes qué miran todo sin ver nada. Las pupilas dilatadas como si se encontrara en una noche sin luna. Calor, un calor abrasador que recorre todo su interior. Ella siente todo y más, pero al mismo tiempo no siente nada. Un alma desnuda era, ahora ya vacía. No le quedan recuerdos en los que perderse ni un futuro que planear. Vuela en el presente como si no fuera más que un espíritu, como si no tuviera cuerpo. Está perdida. Cae. No cierra los ojos, esos encantadores ojos de mirada triste que tiempo atrás habían buscado cobijo en los míos. Una gota de sudor se desliza por su sien hasta juntarse con una lágrima y juntas caen al vacío. Entregada a los placeres de otro, perdió la esperanza cuando él dejó el mundo de los vivos.
Volvamos al presente, a sus últimos momentos antes de reencontrarse con su amado. Sabe que todo va a terminar, no le queda mucho tiempo aunque tampoco lo necesita. Sólo quiere irse ya, sumirse en el sueño eterno para acabar con su sufrimiento. Se siente desfallecer, sabe que ha llegado la hora. Su cabeza da con el suelo, un golpe sordo, pero no es la causa de su muerte. En ese momento ya no lloraba, ya había acabado todo. Pronto volvería a ser ella misma con la única persona que le había hecho feliz y que le había sido arrebatado con tanta crueldad. 
Más tarde encontraron entre sus manos inertes, entrelazadas sobre el pecho, un botecito de pastillas. Ninguna carta de suicidio, ningún mensaje para nadie. No había dejado nada, pues todos estaban enterados de su desgracia. 
Es increíble lo que puede llegar a hacer el ser humano por amor, o puede que sólo haya sido obsesión. Ya no le podemos preguntar, ¿hubiera respondido con sinceridad? A veces se confunde el amor con la dependencia, con la necesidad. ¿O es ese amor el que te hace sentir dependiente de alguien? ¿Sabemos realmente lo que es amar o sólo podemos imaginarlo? Puede que de vuelta a las sombras reflexione sobre ello y te dé mi opinión en la próxima carta que quizá recibas. 

Siempre... Mía. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario