Ese abrazo que pretendía ser refugio.
Ese beso que pretendía ser bala y acabó siendo suicidio.
Esa mirada nublada, a juego con esta mañana de invierno.
Ese amor verdadero de mes y medio.
Esa pasión reprimida, ese orgasmo de locura.
Esa mirada que desnuda, que mata.
Esa mujer maldita.
Esa mujer rendida.
Tuya.
Mía