Alguien a la sombra de la historia
lunes, 1 de mayo de 2023
De un encuentro fortuito transformado en apolínea catarsis
martes, 28 de marzo de 2023
La confidencia de un corazón en su cuévano #1
miércoles, 11 de enero de 2023
La evocación del olvido
viernes, 2 de julio de 2021
Misceláneas 2/2
Necesito más.
Era lo único que ocupaba mi mente desde el hallazgo de la llave. Ese pensamiento me empujaba a seguir vagando, me torturaba cuando intentaba acallarlo.
Necesito más, sí, pero estoy perdida. Sólo la muerte podría traerme descanso, pero mi castigo es la perpetuidad; Ver morir la realidad una y otra vez, desde mi lugar apartado a la sombra de la historia. En otros tiempos esta oscuridad me acogía, me acunaba durante mis interminables horas de vigilia. Ahora me engulle y a la vez me rechaza, tira de mí y me esquiva. No me deja marchar pero tampoco invita a quedarme. La impotencia tiñe cada segundo desde que se reveló mi anhelo. Pero, ¿acaso no merezco este tormento? Me rebelé por querer sentir más de cerca, por querer palpar en mis propias carnes el dolor del desamor. Otra vez. El afán de pertenecer a su sonrisa me convirtió en viajera errante.
Que brujas y beodos libertinos guarden mis andanzas.
Que sedientos sátiros se empapen de mis infortunios.
Que las crisálidas del firmamento tejan mi ajado destino.
Que mi desiderátum aguarde paciente.
domingo, 13 de septiembre de 2020
Misceláneas 1/2
¿Sufre el silencio cuando lo mata el sonido? Lo único certero es que me llenaba el escucharte cantando y ahora ni la más hermosa de las compañías es capaz de saciarme. Aunque tildar de hermoso algo que ha sido engullido por esta oscuridad palpable sería pecar de barroquismo.
miércoles, 7 de noviembre de 2018
Soplando las cenizas
Y me encuentro yo aquí, soplando las cenizas de lo que se mereció incendios, haciendo malabares con las ganas de follar(te), escribiendo una apología de lo cotidiano y reivindicando mi derecho a gritar, a sufrir y a no olvidarte.
Porque es fácil decir que el tiempo todo lo cura, que todo se supera y que nada es para siempre.
Pero pasear entre peces después de haber bailado con sirenas o contar las gotas de gotelé del techo después de haber contemplado las estrellas, no. No es tan fácil.
El espectáculo debe continuar y, como simple sierva de la Historia, debo volver a caminar entre bambalinas. Volver a observar se hace cada vez más difícil y me pregunto si realmente merece la pena arriesgarse tanto.
lunes, 12 de junio de 2017
Through the Fire and Flames.
Y aunque todo haya cambiado, todo sigue igual.
Jax sigue bailando con la Luna cuando no está en nuestro cielo, los gatos siguen corriendo descalzos por los tejados y las espinas de las rosas siguen haciéndonos sangrar. ¿Te cuento un secreto? Vendí mi vida a la misma Muerte por poder tocarte cada madrugada, sin tener en cuenta que podrías ser tú el que se marchara al cambiar de dirección el viento.
jueves, 1 de junio de 2017
Palabras ajenas #1: La Patria Errante
Fueron muchos los nombres que usaron durante aquellos tres años y tiempo después, para referirse a nosotros. Nos llamaban ladrones, saqueadores, bribones, simples ratas malolientes y anárquicas, ansiosas por abalanzarse sobre un puñado de oro. O piratas. Si, también nos llamaban piratas. Pero solo hay una verdad absolutamente cierta: éramos hombres, hombres llenos de defectos y bajas pasiones, pero también virtuosos a nuestro modo, osados pero supersticiosos, más o menos optimistas o bravucones, avaros, viciosos, borrachos y viles, pero también libres y hermanos, conscientes de la efímera existencia. Hablábamos distintas lenguas y veníamos de distintos rincones del mundo, a cada cual más miserable. Rezábamos a dioses distintos, o no encomendábamos nuestras almas a ninguna entidad más allá de la fortuna. Todos éramos imperfectos, como toscas tallas llenas de astillas, que un carpintero hubiera esculpido en despojos de madera a toda prisa. Pero cuando echo la vista atrás, no recuerdo a ni uno solo de aquellos hombres, por el que no hubiese dado la vida sin dudarlo.
Como ya he dicho, todos nosotros, por separado, no éramos más que hombres, pero juntos conformábamos una pequeña patria errante, con la libertad como única enseña. Quizás lleváramos a cabo algunas acciones moralmente reprochables, pero ¿A caso importaba? Cuando todos empujan el cabrestante bajo un sol de justicia, con las estelas de sudor surcándonos la espalda, cuando achicas agua del casco inundado con un cubo, codo con codo, o cuando cortas el cuello de un hombre que está a punto de acabar con tu hermano en armas, sobre la cubierta de un navío mercante, se generan vínculo que van más allá de la ética e incluso del honor.
Han pasado muchos días desde que me uní a la tripulación del Bloodcrow. Por aquel entonces yo no era más que un niño lampiño, vestido con ropas caras e inocente como un polluelo que acaba de salir del cascarón y es curioso, como a pesar de haber vivido incontables venturas y desventuras y tras probablemente haber agotado casi toda la suerte que me queda para el resto de mi vida, aún recuerdo vívidamente, la cara escéptica de James Hunter, nuestro capitán, la primera vez que me tuvo ante sus ojos y también recuerdo la primera frase que me dedicó, mientras esbozaba una media sonrisa confiada y temeraria: “En el mar, lo único que importa es cuán grande es tu voluntad para hacer valer la ley de tu acero y la certeza de que por muy grande que seas, siempre habrá un pez mayor que tú”
Autor: Alejandro Rueda. Twitter: @Alexpinette FB: Alex Rueda
martes, 18 de abril de 2017
Carta a un amor perdido
No espero tu respuesta, tampoco sé si la quiero. Mientras tanto, seguiré con la tarea que me ha sido encomendada.
Vive, amor, y si Tiempo lo desea, volveremos a encontrarnos.
Siempre tuya.