domingo, 6 de octubre de 2013

Carta a la soledad

   Hacía mucho tiempo que no me sentía tan vacía. Llevo horas sentada frente a un folio en blanco, bolígrafo en mano, esperando. 
   Nada.
   Otra vez esa nada en la que me siento atrapada. Releo tantas y tantas veces las pocas líneas que escribo sin saber cómo seguirlas... Ha anochecido sin darme cuenta. Da igual, ya todo da igual. Cierro los ojos, duermo, sueño. 
   Sueño contigo, con tu sonrisa. Sueño conmigo y con mis ganas de ti. Sueño con un encuentro, una caricia, un beso y un suspiro. Sueño con una puesta de sol y una lluvia de estrellas. Sueño con una tarde de lluvia, con nuestros cuerpos en tormenta. Sueño con tu mirada sosteniendo la mía...
   Y sufro, sufro porque sólo es un sueño. Otro sueño más que pronto caerá en el olvido. Dime, amor, ¿también sueñas conmigo? 
   Sueño con que seas mío o que me hagas tuya. Sueño hasta con esta eterna espera. 
   ¿Y si sólo fuéramos eso, un sueño? 
   
   Al final he despertado y te estoy escribiendo. Cuando recibas esta carta y la leas seguramente esté durmiendo o pensando en ti. Aunque claro, todo depende de quién seas y de quién crees que soy yo. 
   Una vez más me retiro, me esperan. Guardo mis alas para otro posible viaje. Mientras ese momento llega, sucumbo al deseo de perderme en mi interior. Bon voyage...



  Siempre... tuya.

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