lunes, 20 de mayo de 2013

Un viaje sin retorno

"Era como cualquier otro viaje, un viaje de vuelta a casa. Ambos iban en los asientos de atrás, cogidos de la mano como tenían costumbre. Ella llevaba la cabeza apoyada en su hombro, dormida, mientras él le acariciaba el pelo con la mano libre. Llevaban varios años juntos, enamorados como el primer día, totalmente perdidos el uno en el otro. Aquello era amor del que no se encuentra fácilmente.
Un grito del conductor la despertó de su sueño y, antes de que se diera cuenta, estaba aferrada a su acompañante como si le fuera la vida en ello mientras el coche donde viajaban daba violentas vueltas de campana. Los brazos de su novio se le clavaban en los huesos de lo fuerte que la agarraba mientras giraban y giraban, sin que ella pudiera cerrar los ojos, presa del pánico. Gritó hasta que el coche al fin se detuvo, o más bien hasta que se quedó sin voz. Intentaba respirar pero un dolor punzante en las costillas lo dificultaba. Sus dedos estaban agarrotados, doloridos por la fuerza con la que se agarraba al joven, y su mirada... su mirada sólo reflejaba pánico y terror. No podía moverse, demasiado dolor, demasiado miedo porque él no se movía.
Pronto empezó a oír las primeras sirenas, tenía la esperanza de poder salir de allí con su amado. Mas no podía soltarse de él, tenía los músculos totalmente bloqueados y los ojos abiertos como platos, sólo humedecidos por las lágrimas, pues aún no conseguía cerrarlos. Fue entonces cuando notó varias manos que le liberaban del cinturón de seguridad y que intentaban sacarla de aquel coche pero ella no quería separarse del joven. Empezó a gritar de nuevo, gritos desgarradores que hicieron que las manos se apartasen de ella. Oyó varias voces y al momento siguiente notó como empezaban a sacar el cuerpo al que con tanto ahínco se agarraba. Los sacaron a los dos al mismo tiempo, pues comprendieron que ella no iba a soltarse. Su rostro, demacrado por el pánico, sólo brillaba cuando la luz de la ambulancia se reflejaba en el surco que dejaban sus lágrimas. Los tumbaron sobre una especie de papel de aluminio, que resultó ser bastante agradable. Volvieron a intentar separarla del joven pero ella se puso a gritar histérica, agarrándose aún con más fuerza. ¿Por qué querían separarlos? ¿Por qué él no la sujetaba como hacía ella? ¿Por qué el cuerpo al que se agarraba estaba cada vez más frío? Su respiración se hizo cada vez más fuerte y, aunque sus ojos estaban totalmente abiertos y miraban a todos lados con nerviosismo, no veía que estaban rodeados de médicos, bomberos y policías. Finalmente sus ojos vidriosos se cerraron cuando se desvaneció, momento que aprovecharon para separarle del cuerpo inerte de su acompañante. Por desgracia, él había recibido tal golpe en la cabeza durante el accidente que había muerto en el acto, sin poder despedirse de ella.
                                                                     *   *   *
La chica abrió los ojos de forma brusca, cegándose un poco por la luz que había en la estancia. Se despertó una semana después del accidente, había estado en coma después de sufrir un paro cardíaco. Miró alrededor, buscando los ojos azules que deberían haber estado ahí cuando despertara, pero no encontró nada en la fría habitación de hospital. Se notaba entumecida, no podía casi moverse cuando una enfermera entró en la habitación. Pronto llegaron algunos médicos que le preguntaron varias cosas a las que ella respondió con total normalidad. Después, un silencio envolvió el lugar cuando la joven preguntó por su novio. Nadie se atrevió a mirarle a los ojos, pues parecía no recordar lo ocurrido. Finalmente un médico se inclinó un poco para susurrarle al oído:
-Él... ha fallecido en el accidente. No pudimos hacer nada.
Esas palabras hicieron que abriera los ojos como los había abiertos momentos después del accidente. Su respiración se aceleró, el corazón empezó a latir violentamente cuando las imágenes volvieron a su mente como despiadados latigazos. Cómo ella dormía sobre su hombro, cómo él le acariciaba, cómo todo empezó a dar vueltas, cómo se había agarrado a él, cómo los habían tumbado en el suelo, cómo habían intentado separarlos para salvarla... Aún sentía como sus dedos agarrotados se sujetaban a la única persona que había amado. Su rostro reflejaba el mismo pánico. Estaba sola, él ya no estaba. No volvería a estar y ella no podía vivir con eso. Los latidos de su corazón eran tan violentos, la respiración tan incontrolada, que su cuerpo terminó cediendo. Sus manos, hasta ese momento cerradas en un puño, se relajaron hasta quedar extendidas. Su abdomen detuvo el movimiento que se hacía al respirar. Sus ojos se quedaron abiertos mirando hacia el infinito. Intentaron reanimarla... pero ya era tarde.
Aquello sí era morir de amor, literalmente. Si él ya no existía, ¿qué podría hacer ella viva? Creía que nada, sólo sufrir. Puede que por ello la Muerte se apiadara de ella y se la llevara también."

Si la muerte los separó, también volvería a juntarlos...

¿O no?

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