Recuerdo...
Vi caer entre la ceniza un pétalo de rosa. Busqué el rosal, pero no lo encontré. Estaba perdida, asustada, pero pronto unos firmes brazos rodearon mi maltrecho cuerpo y me sacaron de aquella pesadilla. "Sólo ha sido un sueño" pensé, girándome hasta quedar frente a quien me abrazaba. Allí estaba él, sus labios entreabiertos, su respiración pausada... Emanaba serenidad, paz y tranquilidad. Era lo que necesitaba en aquel momento. Acaricié su torso con lentitud, deteniendo la mano justo donde más se sentían los latidos de su corazón. Tuve que obligar a mis pulmones a coger aire, parecía que me había quedado sin respiración para poder escuchar mejor la suya, mi nana preferida... Le oí gruñir algo incomprensible y me abrazó más contra su pecho. Seguía dormido y soñaba. Quise entrar en su sueño, acompañarle en su viaje. Acabé dormida de nuevo, con el rostro escondido en su torso. Un par de lágrimas descendieron por mis mejillas, "No más cenizas, no más pétalos".
miércoles, 16 de octubre de 2013
domingo, 6 de octubre de 2013
Carta a la soledad
Hacía mucho tiempo que no me sentía tan vacía. Llevo horas sentada frente a un folio en blanco, bolígrafo en mano, esperando.
Nada.
Otra vez esa nada en la que me siento atrapada. Releo tantas y tantas veces las pocas líneas que escribo sin saber cómo seguirlas... Ha anochecido sin darme cuenta. Da igual, ya todo da igual. Cierro los ojos, duermo, sueño.
Sueño contigo, con tu sonrisa. Sueño conmigo y con mis ganas de ti. Sueño con un encuentro, una caricia, un beso y un suspiro. Sueño con una puesta de sol y una lluvia de estrellas. Sueño con una tarde de lluvia, con nuestros cuerpos en tormenta. Sueño con tu mirada sosteniendo la mía...
Y sufro, sufro porque sólo es un sueño. Otro sueño más que pronto caerá en el olvido. Dime, amor, ¿también sueñas conmigo?
Sueño con que seas mío o que me hagas tuya. Sueño hasta con esta eterna espera.
¿Y si sólo fuéramos eso, un sueño?
Al final he despertado y te estoy escribiendo. Cuando recibas esta carta y la leas seguramente esté durmiendo o pensando en ti. Aunque claro, todo depende de quién seas y de quién crees que soy yo.
Una vez más me retiro, me esperan. Guardo mis alas para otro posible viaje. Mientras ese momento llega, sucumbo al deseo de perderme en mi interior. Bon voyage...
Siempre... tuya.
Nada.
Otra vez esa nada en la que me siento atrapada. Releo tantas y tantas veces las pocas líneas que escribo sin saber cómo seguirlas... Ha anochecido sin darme cuenta. Da igual, ya todo da igual. Cierro los ojos, duermo, sueño.
Sueño contigo, con tu sonrisa. Sueño conmigo y con mis ganas de ti. Sueño con un encuentro, una caricia, un beso y un suspiro. Sueño con una puesta de sol y una lluvia de estrellas. Sueño con una tarde de lluvia, con nuestros cuerpos en tormenta. Sueño con tu mirada sosteniendo la mía...
Y sufro, sufro porque sólo es un sueño. Otro sueño más que pronto caerá en el olvido. Dime, amor, ¿también sueñas conmigo?
Sueño con que seas mío o que me hagas tuya. Sueño hasta con esta eterna espera.
¿Y si sólo fuéramos eso, un sueño?
Al final he despertado y te estoy escribiendo. Cuando recibas esta carta y la leas seguramente esté durmiendo o pensando en ti. Aunque claro, todo depende de quién seas y de quién crees que soy yo.
Una vez más me retiro, me esperan. Guardo mis alas para otro posible viaje. Mientras ese momento llega, sucumbo al deseo de perderme en mi interior. Bon voyage...
Siempre... tuya.
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